Carta de Ander Gil

Carta de Ander Gil

Los aniversarios de los Estatutos de Autonomía son celebraciones de la consolidación del Estado Autonómico y de los logros conseguidos por nuestra democracia. También son un recordatorio de los desafíos que compartimos y de las promesas que quedan por cumplir.

Pero si tengo que destacar una sola cosa en el caso en este 40 aniversario del Estatuto de Extremadura, es lo que supone de homenaje a los extremeños y extremeñas que han luchado por hacer de su tierra y de este país un lugar mejor. No hay Estatuto que valga sin la iniciativa, el esfuerzo y hasta el sudor de su gente.

Los extremeños lo son porque quieren y necesitan serlo. Los que se han quedado y los que debieron partir. Los que vivieron la dureza de su tierra pobre y los que volcaron sus esfuerzos en otras tierras. Los que durante estas cuatro décadas han hecho mejor a Extremadura: Desde los servicios públicos, la sanidad y la educación. Desde la iniciativa y el emprendimiento. Desde la política. Desde el esfuerzo familiar, vecinal y desde su solidaridad con otros. A todos ellos pertenece este Estatuto. A todos.

Sin duda, la historia no los puso en el lugar de los vencedores. Pero como escribió Albert Camus con razón: “La historia (finalmente) no es de los que la hacen sino de los que la sufren”.

Estoy convencido de que el propio Estatuto de Autonomía es parte del pago de esa deuda histórica. Porque durante mucho tiempo, la condición periférica y fronteriza de Extremadura se ha considerado sinónimo de conflictos y pobreza.

Pero hoy ya no es así: Extremadura se siente protagonista, junto a otras Comunidades, de un Estado Autonómico plural en una España democrática. Además, conoce bien el privilegio de vivir junto a otra lengua y otra cultura con su vecino Portugal. Y también asume su parte americana, la que la diáspora ha construido.

Las ciudadanas y ciudadanos extremeños saben que el Estado de las Autonomías ha hecho mucho bien a esta tierra. Su desarrollo en estas décadas ha sido espectacular, el mayor de su historia. Pero también es cierto que queda mucho por hacer. No cabe duda. Y una de las cuestiones pendientes es el reconocimiento al aporte de Extremadura a España y al mundo. 

Pensar sobre el estado de nuestra democracia no solo es recomendable, es una necesidad para la sostenibilidad de nuestro Estado Social y Democrático de Derecho. Esa reflexión guarda estrecha relación con los Estatutos y con esas promesas que quedan por cumplir. Porque las hay. Para toda España, para el desarrollo de su Estado de las Autonomías y, también, para la mejora de la cooperación y para el fortalecimiento de la cogobernanza.

Un párrafo magnífico del Preámbulo del Estatuto dice: “No nos ata el pasado, ni le debemos sumisión, es solo el variado mosaico de nuestra historia. Y por duro que haya podido ser, se ordenó al fin y al cabo para traernos hasta este presente esperanzado. No nos ata el pasado, es nostalgia del futuro lo que sentimos, en realidad”.

Unas palabras muy justas e inspiradas que retratan muy bien a las extremeñas y a los extremeños. Porque creo que si hay algo que les distingue es su gran resciliencia; su capacidad para levantarse una y otra vez. Es su voluntad común de futuro, y no su pasado, la que alienta su deseo de autogobierno y su identidad colectiva.

Os deseo un porvenir en el que la Historia y todos los españoles se porten mejor con esta heroica y bella tierra. ¡Feliz aniversario de este valiosísimo Estatuto de Autonomía de Extremadura!.

Ander Gil

Presidente del Senado